Es simple sentido común: un buen diseño se basa en las personas y en lo que realmente necesitan. Como arquitectos, ¿estamos profundizando lo suficiente como para dar las respuestas correctas a los requisitos que enfrentamos en cada proyecto?
Herman Miller es un gran ejemplo de este entendimiento. Fundada en 1905 por Dirk Jan De Pree, la compañía estadounidense produce equipamiento y mobiliario para oficinas y viviendas, incluyendo un alto nivel de investigación para comprender el cuerpo humano y la manera en que habitamos nuestros espacios cotidianos. Estas investigaciones, respaldadas por pruebas de usabilidad y estudios multidisciplinarios, dan como resultado una gran cantidad de piezas de mobiliario y diseños espaciales que ahora son utilizados con éxito por personas en todo el mundo.
Tuvimos la oportunidad de visitar su sede en Zeeland, Michigan, para ver más de cerca cómo se han llevado a cabo estos estudios, desde hace ya varias décadas.
Investigación, pruebas de usabilidad y trabajo multidisciplinar
Herman Miller produce una silla cada 20 segundos. ¿Cómo logra entregar respuestas efectivas a cada uno de sus miles de usuarios diferentes? Este rápido proceso de fabricación solo parece ser el eficiente punto final de un largo camino de estudios y exploraciones enfocadas en el ser humano.
Según Gary Smith, Vicepresidente de Product Design and Exploration en Herman Miller, la compañía tiene una larga historia de investigaciones que se remonta a la década de 1960, cuando se estableció el Instituto de Investigación de Herman Miller, dirigido inicialmente por Bob Propst. Desde sus primeros años, el instituto promovió el objetivo de explorar la realidad de manera global, ampliando la mirada para "buscar problemas fuera de la industria del mobiliario y encontrar soluciones para ellos". [1]
Sin embargo, estos estudios generales cuantitativos luego son refinados a través de testeos de uso con diversos tipos de usuarios y el aporte de expertos en diferentes áreas, complementándolos con datos más cualitativos. Por ejemplo, algunas pruebas miden el nivel de comodidad que siente una persona cuando está sentada, mientras otras miden incluso variables metabólicas –como la frecuencia cardíaca (FC), la frecuencia respiratoria (RR) y la salida de CO2, entre otras–, comparando el rendimiento de diferentes sillas en relación a la salud del usuario. El resultado de todos estos procesos permite, entonces, definir el encargo de diseño y mejorar las cualidades de los productos.
'Trabajamos con Ergonomistas; personas que estudian no solo las dimensiones del cuerpo humano y sus diferencias, sino también las formas en que se mueven los cuerpos. Estudian su estructura, huesos, músculos y cómo el cuerpo debe moverse para sentirse cómodo. También trabajamos con Coloristas y expertos en materiales, que nos dan un sentido de la moda y nos permiten responder a gustos diferentes y cambiantes. Buscamos los mejores creativos y talentos de todo el mundo para que nos acompañen en cada proyecto en particular', asegura Smith.
Más allá de la comodidad, buscando el bienestar
Actualmente, los seres humanos pasamos la mayor parte del tiempo sentados. En momentos de trabajo o descanso, los tiempos de inactividad física predominan en nuestras vidas, y Herman Miller ha entendido esto como una oportunidad, en lugar de un problema.
En aquellas personas cada vez más seducidas por las tecnologías informáticas y las posiciones sedentarias que alienta, las soluciones de asientos que benefician al corazón podrían ayudar a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y, en última instancia, a mejorar la salud de las personas. [2]
Entonces, esto no es solo un problema de confort. Existen muchas sillas cómodas para elegir, pero la mayoría no toma en cuenta los efectos que tendrán en una persona que pasa varias horas al día sentada en ellas. Las investigaciones realizadas permiten que sus sillas se adapten instintivamente al cuerpo y a sus movimientos, específicamente a la columna vertebral, permitiendo a la persona moverse libremente en todas direcciones, sin obstáculos ni esfuerzos excesivos. De esta manera, se evitan los problemas relacionados con las posturas estáticas durante un largo día de trabajo, e incluso pueden ayudar a mejorar la función fisiológica de las personas en posiciones sedentarias.
'Lo interesante es que en miles de años, nuestros cuerpos no han cambiado demasiado. Algunos de los parámetros de diseño cambian muy rápidamente, como la preferencia por ciertos colores, mientras otros cambian más lentamente, como el estilo de la arquitectura y nuestros entornos construidos. Sin embargo, hay algunos parámetros que prácticamente no cambian, como la naturaleza del cuerpo humano', agrega Smith.
Antropometría: estudio de las medidas del cuerpo humano
La antropometría es uno de los estudios esenciales promovidos y desarrollados por la compañía, con especial énfasis en la diversidad de tamaños físicos que existen en todo el mundo. A lo largo de los años, la precisión de estos estudios ha aumentado, por ejemplo, mediante el uso de escaneos tridimensionales.
Personas de todas las formas y tamaños se ajustan a las generalidades de los objetos cotidianos. La altura de las encimeras, el espacio para las piernas en los automóviles, el ancho de los asientos de los aviones, la profundidad de las escaleras o la altura de los pasamanos, generalmente están diseñados para el tamaño promedio de la población. Sin embargo, cuando un producto está diseñado para cumplir con el 'promedio', casi siempre el resultado es también un 'diseño promedio'. [3]
A través de estos estudios, los diseñadores pueden identificar ciertos porcentajes que agrupan a la población según sus dimensiones y requisitos de tamaño. De esta manera, responderán de manera efectiva al porcentaje más alto de usuarios potenciales (alcanzando un 95 por ciento en algunos casos), basados en una gran adaptabilidad y flexibilidad, y permitiendo un control intuitivo del usuario.
Estos tres factores son esenciales, incluso cuando el diseño es efectivo para un alto porcentaje de la población. La distribución específica del peso en una persona, por ejemplo, hará que su percepción del confort –en ciertas posiciones utilizadas tradicionalmente– sea totalmente diferente. Lo que es cómodo para una persona, puede no serlo para otra.
El cuerpo humano y su relación con el espacio: el caso de la oficina
Herman Miller no solo ha promovido el estudio del ser humano para fabricar muebles autónomos e independientes, sino también como parte fundamental de una serie de sistemas integrados que permiten configurar espacios habitables, específicamente oficinas. En su libro 'The Office: A Facility Based on Change', publicado originalmente en 1968, Bob Propst presenta estrategias para planificar y definir estos espacios de trabajo de manera efectiva, a través de un análisis del comportamiento humano que aún se aplica en la actualidad.
La planificación de oficinas requiere de un grupo ampliado de habilidades. La planificación es un ejercicio inútil a menos que produzca una estructura de conocimiento basada en la comprensión de sus variables clave: el propósito de la organización; el soporte del desempeño individual; el papel de la planificación de cada espacio por separado; y el arte de la 'simulación previa'. [1]
Estas 4 claves se relacionan directamente con las personas que habitarán los espacios de trabajo diariamente. La simulación previa, por ejemplo, se utiliza para representar y modelar diferentes configuraciones espaciales para probar su uso efectivo en el futuro, evitando así la especulación. Propst sugirió el uso en conjunto de software y modelos a escala, permitiendo un análisis general del espacio y la posibilidad de hacer zoom en áreas específicas para un estudio más detallado.
El análisis realizado durante estos primeros años, con el apoyo de un equipo multidisciplinario integrado por psicólogos, matemáticos, antropólogos y otros especialistas relevantes, incluyó aspectos como los recintos y accesos, la privacidad y la seguridad, el tráfico, y el clima social, basados completamente en la experiencia de usuarios reales. Su resultado fue el sistema Action Office (en sus versiones I y II), el que se ha complementado en la actualidad con las nuevas posibilidades que ofrece su 'hermano'; el exitoso Living Office.
Adaptabilidad, flexibilidad y control del usuario... pero con una poderosa 'columna vertebral'
En lugar de "proporcionar una fórmula estandarizada para todos" [4], una de las mayores críticas que Bob Propst hizo a las oficinas tradicionales del siglo XX, el mobiliario y los diseños espaciales que logran ser ampliamente adaptables, flexibles y controlables, permiten ofrecer respuestas específicas y adecuadas a una gran variedad de personas, cuerpos, y usos.
La investigación exhaustiva, las pruebas de uso, y el aporte de profesionales relevantes son esenciales para lograr estos objetivos. Pero en todos ellos, debe existir una 'columna vertebral' que los haga consistentes y potentes, manteniendo sus cualidades centrales a pesar de que puedan ser utilizados de distintas maneras por diferentes usuarios.
Profundizar en el encargo recibido es absolutamente necesario y facilita nuestro trabajo como diseñadores. Y para eso es esencial volver al inicio: al individuo como punto de partida.
[1] "The Office: A Facility Based on Change." Propst, Robert. Published by Herman Miller, Inc. 1968
[2] Sitting Can Be Good for the Circulatory System. How the Embody Chair Lowers Heart Rate. <https://www.hermanmiller.com/research/categories/white-papers/sitting-can-be-good-for-the-circulatory-system/> (accessed December 2018).
[3] "The Evolution of Anthropometrics and User Control". The Science and Research Behind the Mirra 2 Chair. <https://www.hermanmiller.com/research/categories/white-papers/the-evolution-of-anthropometrics-and-user-control/> (accessed December 2018).
[4] The Accidental Arrival of the Cubicle. <https://medium.com/robin-powered/the-accidental-arrival-of-the-cubicle-ebc04da7552/> (accessed December 2018).
- Este artículo fue publicado originalmente el 15 de enero, 2019